Esta es una historia que escuché en un evento de formación en el cual participé hace ya algún tiempo, la comparto en mi blog pues rescato de ella algo muy importante y de gran valor para cualquiera de nosotros: La necesidad de vencernos a nosotros mismos y al miedo que solo habita en nuestra mente. Como ya habrás escuchado: "el miedo es una historia inventada sobre algo que aún no ha sucedido en el futuro" y cuando el miedo aparece, debemos mirarlo de frente, debemos convertirnos en algo más fuerte que él, y que mejor que un imponente león como metáfora del valor que necesitamos para encarar esos miedos.
EL IMPERIO DEL MIEDO
En cierta ocasión Deseo y Entusiasmo se
reunieron en el Gran Salón del Palacio de la Mente para charlar sobre sus
cosas. Deseo tenía muchos planes, muchas ideas, muchos sueños
y se los contaba emocionado a Entusiasmo, desgranando todos los
detalles. Entusiasmo escuchaba emocionado y aplaudía cada
palabra de Deseo, animándole a poner en práctica cada uno de esos
planes. Incluso se ofreció a ayudarle y a acompañarle.
Se emocionaron tanto hablando que, literalmente, saltaron de sus
sillas para correr a poner en práctica tantísimos planes. Mientras corrían por
los largos pasillos del Palacio de la Mente, reían y se contaban una y otra vez
lo que harían en cuanto salieran del Palacio: primero esto, después lo otro,
luego vendría lo de más allá… Serían geniales, grandes, poderosos, libres,
felices…
¡Tantas alegrías!, ¡tantos planes!, ¡tantas ideas!... Tanta
emoción que no se percataron de la presencia de una inmensa sombra negra que
tapaba la gran puerta de salida del Palacio. Casi se dieron de bruces contra el
oscuro personaje antes de llegar a verlo. Entusiasmo y Deseo se
quedaron petrificados. Ninguno de los dos osó decir una sola palabra. No hizo
falta. El siniestro ser alzó la voz, una voz potente, dura, fría y terrible,
que retumbó en las paredes del Palacio, amenazando con tumbarlas.
-¡¿Dónde creéis que vais?!
Deseo y Entusiasmo no osaron contestar. Se agazaparon, sumamente asustados
y dejaron caer la mirada hasta el suelo.
-¡Volved a vuestros aposentos ahora mismo!
Por fin, Deseo se atrevió a balbucear unas breves palabras, para
intentar justificar ante aquel oscuro y enorme ser, la algarabía de antes.
Pero El Miedo, que ese era el nombre del terrible
personaje no le dejó apenas abrir la boca.
-¡Basta! –Gritó con una fiereza que tumbó en el suelo literalmente
a Deseo y a Entusiasmo.- ¡Aquí se hace lo que yo
digo y nadie se mueve de este Palacio! ¡Volved a vuestros aposentos y olvidaros
de una vez de fantasías y sueños inservibles! ¡¡Fuera de aquí!!
Cabizbajos, tristes y derrotados, Entusiasmo y Deseo se
dieron la vuelta y, arrastrando los pies, se encaminaron hacia los minúsculos
cubículos en los que se desarrollaban sus tristes existencias, siempre
vigilados y controlados por Miedo. No había nada que hacer,
pensaban mientras arrastraban cansinamente sus derrotados pies, El
Miedo es muy poderoso. Es el amo y señor del Palacio de la Mente.
Tiene una enorme fuerza y un ejército invencible al que no se puede hacer
frente. Con sus capitanes, La Duda, La Ignorancia, El Terror, La Culpa,
El Odio, La Tristeza y otros muchos, su fuerza era tan formidable que
cualquiera que se opusiera a él no podía más que fracasar.
Pero entonces, cuando ya estaban a punto de separarse para entrar
cada uno en su cubículo, alguien les detuvo. Era una imagen blanca, liviana,
sonriente y llena de luz: Esperanza.
-¿Qué os pasa, amigos? –Les preguntó con su iluminado y feliz
rostro.
Los derrotados y tristes Deseo y Entusiasmo le
contaron de forma apagada y monótona lo que les acaba de suceder. Esperanza les
escuchó en silencio y sin perder ni su sonrisa ni su luminosidad.
-El Miedo es un enemigo formidable, sí. –Comenzó a
decirles en cuanto acabaron.- Vosotros solos no podéis hacer nada contra él,
pero podemos buscar ayuda…
¿Ayuda? Una palabra mágica que pareció hacer renacer a Deseo y Entusiasmo.
Volvieron a animarse y escucharon con mayor atención la Esperanza.
-Necesitamos a Inteligencia, a Paciencia,
a Confianza, a Alegría, a Sabiduría y
a Fe. Si logramos ponernos todos de acuerdo y actuar juntos
despertaremos al verdadero soberano de este reino: Amor. Miedo no
puede nada contra él, y cualquier cosa que Amor decida, será
posible.
De esta manera, se fueron los tres juntos para seguir
desarrollando sus planes y lograr que al fin, con aquella formidable ayuda, que
los proyectos de Deseo se convirtieran en una realidad.
María José Calvo Brasa.
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